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Olga Edith Romero
/ El macadam de la calle 66
El macadam de la calle 66
El macadam de la calle 66
era parte de un sueño
donde la mujer dejaba su vestido
y habitaba otra vida.
Allí la tarde era muchos años
y la muerte cabía misteriosa
en el cerrojo de una puerta de lata.
Ella colgaba el vestido de seda
en un clavo oxidado /
como quien cuelga el deseo de una estrella.
Florecerá el cerezo
Despierto
El mar oscuro devora edificios
vehículos barcos
Un mate amargo
y el sonido grave y profundo de la tierra
desploma un imperio
Sube el vapor de la pava
una nube amorfa amenaza la vida
como en la guerra
Nadie llora grita o enloquece
todo está calculado
Después del Apocalipsis
florecerá el cerezo.
Autopista
La autopista ha encendido
culebras de cigarras
y la noche demora su silencio
entre brillos de naves clandestinas.
Los ojos se pierden en árboles tejidos
y pentagramas de pájaros cantores.
Monstruos bicéfalos dejan caer vellones
que el viento barre con descuido.
Parece tan cercano el horizonte
Y es liebre que escapa del fusil y el perro.
El Hijo
El hijo que aferraba de la mano
se lo ha llevado el mar
Ella espera su vuelta
la carita de espuma
Caen copos de nieve
consuelan su frente
Besos helados de muerte.
Ellas
Arena en el desierto de Mejico
grito aullido en el Congo
canto sin boca en Colombia
lágrima en carpas de Costa Rica
Siempre niñas
con llagas en el alma
En celdas
de ojos helados
encerraron sus mañanas
Tatuaron sus vidas
quemaron sus sonrisas
en botellas azules
Cuando llora mi hermana
un río sin cauce me desborda

Olga Edith Romero